Creo que fue Santiago Rusiñol el que hizo el experimento a principios del siglo XX en Cataluña. Puso una manta en el suelo en un lugar céntrico, echó unos cuantos duros (duros auténticos, de curso legal) y al lado un cartelito que decía: “duros a cuatro pesetas”. La gente se paraba, lo leía, se sonreía pero nadie fue capaz de comprarle ni uno.
Fíjense en el anuncio. Está sacado del Diario de Cádiz. Dicen que pagan el oro a 34 € el gramo. Me pasa lo que a aquellos catalanes, no me fío. No obstante por si alguien se atreve ahí va el reto. El oro está hoy a 31,66 € el gramo, cotización facilitada por WIBP 200, S.L. Si usted es profesional no tienen más que comprar un kilo a una empresa distribuidora, y paga con un cheque nominativo por valor de 31660 €. Hasta el día siguiente no lo cargarán en su cuenta. Coge usted el kilo y se lo lleva a estos del anuncio. Como es oro de 24 quilates en un lingote contrastado que no ofrece ninguna duda le darán 34000 €, los ingresa usted en su banco y mañana figurará en su extracto bancario. Ha ganado en la operación 2340 euritos del ala. Puede repetir cuantas veces quiera.
¿Verdad que no se fían? Yo tampoco. Porque en ese caso estos tío serían tontos y creo que no. Que son demasiado listos.
También llama la atención la frase: “Tenemos Licencia de la Policía para comprar oro”. Normalmente nadie publicita su negocio diciendo que cumple la ley, porque podría interpretarse como: “excusatio non petita…”