aetagemologia: agosto 2009

LAS JOYAS DE LA ABUELA

La mayoría de las personas creen que las Piedras Preciosas de las joyas de sus antepasados tienen que ser “buenas”. Si con bueno entendemos que son bonitas, que presentan buen color, buena talla y brillan, no nos hemos equivocado. Pero, sin embargo, si pensamos que solamente por el hecho de estar engastadas en una alhaja antigua (o con una determinada cantidad de años) la gema tiene que ser lo que aparenta, estamos muy equivocados.

La historia de la joyería nos enseña que ni en la Edad Media todas las gemas eran auténticas. Ya entonces Marbodus llamaba la atención sobre Piedras Preciosas de imitación muy convincentes, hechas de vidrio. Han sobrevivido muchas “recetas” originales de gemas de engaño.

Un ejemplo italiano de la primera mitad del siglo XV describe como obtener Zafiros o Esmeraldas: “Se mezcla alabastro molido y aceite, se destila y se colorea con azur ultramarino o verdigris (una mezcla venenosa de acetatos de cobre que aparece en las pátinas verdosas o azuladas de materiales de cobre y algunas de sus aleaciones y que se utilizaba como pigmento). La mezcla se espesa sobre fuego, se talla en las formas requeridas, se hierve en aceite y se pone a secar al sol para endurecerla.

Otros métodos requerían capas finas de vidrio coloreado e incoloro, o la colocación de láminas metálicas de color detrás de un vidrio o cristal. Incluso los dobletes ya estaban en circulación.

Perlas de imitación se elaboraron mediante una mezcla de vidrio en polvo, clara de huevo y baba de caracol que se prensaba en moldes, taladrando las cuentas antes de que se endurecieran.

Estas imitaciones se usaron, en ocasiones, hasta legalmente: en piezas pequeñas, en joyas para niños y para adornar la ropa funeraria de la realeza.

Princesa Blanche, hija de Enrique IV de Inglaterra, llevó en su enlace con Ludwig II de Baviera en 1402 una corona que se supone data de 1370 y es documentada de la siguiente manera: es de oro, engastado con Zafiros, Rubíes, Perlas, Diamantes y 8 Diamantes de imitación del siglo XIV.

En el siglo XVI florecía la imitación de gemas y perlas con incrementada sofisticación. En 1502, la producción de Perlas falsas en Venecia hizo tanto daño al prestigio que tenía esta ciudad por sus Perlas naturales, que la fabricación de estas imitaciones fue penada con la pérdida de la mano derecha y un exilio de 10 años.

Igual que en la Edad Media se empleó imitaciones de vidrio, de láminas de metal y dobletes. Los Diamantes de imitación eran tallados de cristal de roca o vidrio. Debido a la ocupación portuguesa de Sri Lanka, se abrió una nueva alternativa de conseguir un sustituto para el Diamante en forma de Zircón incoloro.

En el siglo XVIII se desarrolla la fabricación de joyas de imitación de alta calidad y joyas de pasta. Los materiales no nobles como la pasta y el acero llegaron a mostrar un alto nivel de diseño y artesanía y fueron llevados también en las Cortes.

En las joyas de pasta, las gemas de vidrio se tallaron y se pulieron como Diamantes y se engastaban individualmente en monturas de plata, con la parte trasera cerrada, y forradas con láminas metálicas por debajo de las Piedras.

Un broche famoso (ver imagen arriba) de la corte rusa de 1760 muestra un bouquet con flores de Diamantes en talla brillante y tallos de esmeralda. El color suave de las flores se logró forrando la parte inferior de los Diamantes con láminas metálicas coloreadas.

COMO VEN, EL INGENIO Y EL ENGAÑO NO TIENEN LÍMITE NI FECHAS.

Monika Bergel Gemóloga/Especialista en Diamante/Tasador de alhajas