Aprovechando que Ryanair ha puesto vuelos directos de Sevilla a Frankfurt Hahn me aventuré a hacer una visita a Idar- Oberstein, ver a algunos proveedores y asistir a la Mineralienwelt.
Cuando uno se acostumbra al jamón del bueno (volar con Lufthansa) es durillo digerir un chopped (viajar con Low Cost). Te cobran por facturar cada maleta, tienes que pagar con tarjeta y te cobran por pagar con tarjeta, te cobran si no llevas impreso el check in de tu casa, te controlan el tamaño del equipaje de mano mediante un artilugio en el que tienes que introducir la bolsa y si no cabe porque excede las dimensiones permitidas tienes que pagar, un empleado recorre la fila de pasajeros prestos a embarcar y va seleccionando víctimas a las que saca de la fila y procede a pesar su bolsa de mano, si pasa de los diez kilos permitidos o pagas 35 euros o te obligan a volver a los mostradores y facturarla. Mal rollito en definitiva. Durante el vuelo no paran de dar la vara anunciando chocolatinas, bebidas, lotería, etcétera. No te dan ni agua si no es pagando y hay publicidad hasta en las portezuelas de los equipajes.
El aeropuerto de Hahn tampoco es una maravilla. Fue una base militar americana y lo han remodelado para darle uso civil, y bien que se lo dan, que suele estar de bote en bote. Las terminales son dos naves cuadradas de techo de chapa galvanizada, con unas salas de embarque diminutas y los pocos asientos disponibles son del tipo ambulatorio de la seguridad social. En el exterior aun perduran los antiguos barracones militares abandonados y alguna que otra alambrada que dan un poco de yuyu.
Como mi vuelo llegaba de noche reservé habitación en un hotelito llamado Airport Fortuna. A cinco minutos andando de la terminal, no tiene pérdida si se mira en google maps, aunque tienen un servicio de traslado al aeropuerto y recogida de viajeros gratis en cuanto lo solicites. Totalmente recomendable. El personal encantador.
El trayecto de Hahn a Idar Oberstein se puede hacer en autobús. En la web del aeropuerto están las líneas y los horarios. Los autobuses paran a cien metros de la terminal según se sale a la derecha. El que va a Idar se coloca en el anden 4 y es la línea 351, lleva el letrero Idar-Oberstein. Hay carteles con los horarios y la ruta en cada andén y se cumplen con puntualidad germana, el viaje cuesta 6,20 euros y dura 50 minutos. El camino se hace corto disfrutando de la vista de bosques, prados y granjas con casitas que parecen sacadas de ilustraciones de cuento: bella Renania. Para mi gusto desentonan los aerogeneradores que se están poniendo en algunas colinas. Serán muy buenos para la energía sostenible pero rompen el paisaje. El autobús termina su ruta en la estación de tren de Idar-Oberstein (Bahnhof) pero tiene otras paradas, en concreto hay una interesante si se va a la zona de Idar, justo antes de llegar a la plaza donde está el edificio de la bolsa del diamante. Hay que solicitar la parada cuando aparezca el rótulo BÖRSE o bien en cuanto se vea aparecer el mamotreto en forma de paralelepípedo del edificio de la bolsa que desentona por lo grande y por lo feo del resto del conjunto formado por casitas guapas.
Para el regreso al aeropuerto lo mismo. O se va a coger el bus a la Estación (Bahnhof), en este caso será el que lleve el letrero de dirección Flughafen Hahn, la misma línea 351 o se espera que pase por la parada de la acera de enfrente donde nos dejó a la ida. En todas las paradas hay carteles con los horarios. Los autobuses que van a pueblos o al aeropuerto son de color rojo. Los urbanos son amarillos.
Me alojé en el hotel Ópalo, en el mismo edificio de la bolsa. No está mal aunque no tiene el encanto del Park Hotel de grato recuerdo para los gemólogos y amigos de AETA que un día disfrutamos como enanos por estos pagos. Lo que resulta sobrecogedor es la vista que se divisa desde la planta 19 donde está la cafetería. Un lujo desayunar viendo tras los ventanales las casitas que parecen trepar por el valle.
La Mineralienwelt tiene lugar en la Messe, un recinto en las afueras saliendo por la Bundesstrase 41, así que para ir cogí un taxi, 15 euros. Para la vuelta ya me informaron que había una parada de autobuses a cincuenta metros de la entrada a la exposición y por 1,50 euros me llevó de regreso hasta la Bahnhof (la estación) ¡qué dominio del alemán! Unos cincuenta expositores de minerales, algunos de gemas y maquinaria y lapidarios haciendo demostraciones, una gozada para los que nos gusta el asunto. Quien quiera más información sobre este evento o la Intergem de octubre puede mirar en http://www.messe-io.de/ / http://www.messe-io.de/v3/?id=3
En materia gastronómica sigue mereciendo la pena el restaurante del hotel Park (Hauptstr. 185) donde sirven un asado de ternera (hohe rippe spiessbraten) para chuparse los dedos, además con buen tiempo se puede estar en la coqueta terracita al exterior. Frente a la Bolsa hay una Brasserie que está muy bien. Además me encontré con la sorpresa de una fiesta local. Varios escenarios, uno en la plaza Schleifer y dos en el tramo peatonal de Hauptstrasse donde por la tarde noche actuaban grupos de jazz y alrededor unos cuantos tenderetes que servían cerveza, comidas y dulces para degustar sentados en bancos de madera y escuchando buena música en un ambiente muy agradable.
Si alguien se retrae por cuestión del idioma debo reconocer que con mi inglés básico no he tenido ningún problema en entenderme con todo el mundo incluso con los conductores de autobuses y que no me he tropezado con ningún “malage”.
Y si queda tiempo siempre es recomendable hacer una visita al Edelstein Museum en cuya escalinata de entrada los aficionados a la talla podemos arrodillarnos y sollozar en señal de humildad y sumisión.
Para acabar sólo me resta dar las gracias una vez más a mis amigas Mónika y Erika, que con su generosidad y buen hacer me abrieron un día las puertas de su bello país.
Enrique Orozco
Cuando uno se acostumbra al jamón del bueno (volar con Lufthansa) es durillo digerir un chopped (viajar con Low Cost). Te cobran por facturar cada maleta, tienes que pagar con tarjeta y te cobran por pagar con tarjeta, te cobran si no llevas impreso el check in de tu casa, te controlan el tamaño del equipaje de mano mediante un artilugio en el que tienes que introducir la bolsa y si no cabe porque excede las dimensiones permitidas tienes que pagar, un empleado recorre la fila de pasajeros prestos a embarcar y va seleccionando víctimas a las que saca de la fila y procede a pesar su bolsa de mano, si pasa de los diez kilos permitidos o pagas 35 euros o te obligan a volver a los mostradores y facturarla. Mal rollito en definitiva. Durante el vuelo no paran de dar la vara anunciando chocolatinas, bebidas, lotería, etcétera. No te dan ni agua si no es pagando y hay publicidad hasta en las portezuelas de los equipajes.
El aeropuerto de Hahn tampoco es una maravilla. Fue una base militar americana y lo han remodelado para darle uso civil, y bien que se lo dan, que suele estar de bote en bote. Las terminales son dos naves cuadradas de techo de chapa galvanizada, con unas salas de embarque diminutas y los pocos asientos disponibles son del tipo ambulatorio de la seguridad social. En el exterior aun perduran los antiguos barracones militares abandonados y alguna que otra alambrada que dan un poco de yuyu.
Como mi vuelo llegaba de noche reservé habitación en un hotelito llamado Airport Fortuna. A cinco minutos andando de la terminal, no tiene pérdida si se mira en google maps, aunque tienen un servicio de traslado al aeropuerto y recogida de viajeros gratis en cuanto lo solicites. Totalmente recomendable. El personal encantador.
El trayecto de Hahn a Idar Oberstein se puede hacer en autobús. En la web del aeropuerto están las líneas y los horarios. Los autobuses paran a cien metros de la terminal según se sale a la derecha. El que va a Idar se coloca en el anden 4 y es la línea 351, lleva el letrero Idar-Oberstein. Hay carteles con los horarios y la ruta en cada andén y se cumplen con puntualidad germana, el viaje cuesta 6,20 euros y dura 50 minutos. El camino se hace corto disfrutando de la vista de bosques, prados y granjas con casitas que parecen sacadas de ilustraciones de cuento: bella Renania. Para mi gusto desentonan los aerogeneradores que se están poniendo en algunas colinas. Serán muy buenos para la energía sostenible pero rompen el paisaje. El autobús termina su ruta en la estación de tren de Idar-Oberstein (Bahnhof) pero tiene otras paradas, en concreto hay una interesante si se va a la zona de Idar, justo antes de llegar a la plaza donde está el edificio de la bolsa del diamante. Hay que solicitar la parada cuando aparezca el rótulo BÖRSE o bien en cuanto se vea aparecer el mamotreto en forma de paralelepípedo del edificio de la bolsa que desentona por lo grande y por lo feo del resto del conjunto formado por casitas guapas.
Para el regreso al aeropuerto lo mismo. O se va a coger el bus a la Estación (Bahnhof), en este caso será el que lleve el letrero de dirección Flughafen Hahn, la misma línea 351 o se espera que pase por la parada de la acera de enfrente donde nos dejó a la ida. En todas las paradas hay carteles con los horarios. Los autobuses que van a pueblos o al aeropuerto son de color rojo. Los urbanos son amarillos.
Me alojé en el hotel Ópalo, en el mismo edificio de la bolsa. No está mal aunque no tiene el encanto del Park Hotel de grato recuerdo para los gemólogos y amigos de AETA que un día disfrutamos como enanos por estos pagos. Lo que resulta sobrecogedor es la vista que se divisa desde la planta 19 donde está la cafetería. Un lujo desayunar viendo tras los ventanales las casitas que parecen trepar por el valle.
La Mineralienwelt tiene lugar en la Messe, un recinto en las afueras saliendo por la Bundesstrase 41, así que para ir cogí un taxi, 15 euros. Para la vuelta ya me informaron que había una parada de autobuses a cincuenta metros de la entrada a la exposición y por 1,50 euros me llevó de regreso hasta la Bahnhof (la estación) ¡qué dominio del alemán! Unos cincuenta expositores de minerales, algunos de gemas y maquinaria y lapidarios haciendo demostraciones, una gozada para los que nos gusta el asunto. Quien quiera más información sobre este evento o la Intergem de octubre puede mirar en http://www.messe-io.de/ / http://www.messe-io.de/v3/?id=3
En materia gastronómica sigue mereciendo la pena el restaurante del hotel Park (Hauptstr. 185) donde sirven un asado de ternera (hohe rippe spiessbraten) para chuparse los dedos, además con buen tiempo se puede estar en la coqueta terracita al exterior. Frente a la Bolsa hay una Brasserie que está muy bien. Además me encontré con la sorpresa de una fiesta local. Varios escenarios, uno en la plaza Schleifer y dos en el tramo peatonal de Hauptstrasse donde por la tarde noche actuaban grupos de jazz y alrededor unos cuantos tenderetes que servían cerveza, comidas y dulces para degustar sentados en bancos de madera y escuchando buena música en un ambiente muy agradable.
Si alguien se retrae por cuestión del idioma debo reconocer que con mi inglés básico no he tenido ningún problema en entenderme con todo el mundo incluso con los conductores de autobuses y que no me he tropezado con ningún “malage”.
Y si queda tiempo siempre es recomendable hacer una visita al Edelstein Museum en cuya escalinata de entrada los aficionados a la talla podemos arrodillarnos y sollozar en señal de humildad y sumisión.
Para acabar sólo me resta dar las gracias una vez más a mis amigas Mónika y Erika, que con su generosidad y buen hacer me abrieron un día las puertas de su bello país.
Enrique Orozco
