Como todos los años empiezo el mes de Enero limpiando un poquito mi escritorio, rompiendo artículos de periódicos y papeles que guardaba con esto de que “a lo mejor sirven para algo en un determinado momento” (y la mayoría de las veces no las uso nunca mas). Esta vez encontré algo que me llamaba la atención y que me hizo reflexionar sobre nuestra profesión y el periodismo.
Siempre pensaba que los periodistas se familiarizaban antes de escribir sobre una materia (y una gran mayoría lo hace, me consta) pero veo que cuando escriben sobre temas relacionadas con la gemología, parece que no dan importancia al tema y escriben cada disparate que da miedo, por lo menos a nosotros, los profesionales del ramo.
Encontré un artículo, publicado en el Suplemento Especial de “El Mundo” del pasado 18 de Noviembre, presentando una introducción previa al contenido de Feriarte de Madrid. Entre varias páginas dedicadas al arte y las antigüedades encuentro una en especial que me llama muchísima la atención: la que elogia la impresionante exposición de las joyas.
Y realmente debió ser impresionante lo que se ofrecía ya que se podía comprar dos pulseras antiguas, una con 236 Diamantes de 23.000 quilates y una Esmeralda de 15.000 (no sé qué brazo aguanta esto) y otra con un ónix y 10 diamantes de 15.000 quilates.
Ahora, me pregunto, ¿realmente es tan poco interesante e importante el mundo de las gemas como escribir sobre ello semejantes disparates? ¿No sería más ético y profesional, pedir consejo a un gemólogo o dejar que escribiese directamente uno de ellos el artículo?
¡No quiero saber lo que nos cuentan sobre otras materias que desconocemos y no podemos verificarlos!
Hola mi querida Mónika, un saludo y feliz año a todos los seguidores del blog.
ResponderEliminarLos que llevamos muchos años en el asunto estamos curados de espanto, porque no sólo es cuestión de periodistas temerarios. El problema se extiende a muchos joyeros que sin tener la más mínima formación se han lucrado con su negocio, al menos hasta ahora. A mí me han pedido un brillante de 12 milímetros y cuando le he preguntado si no estaría buscando una circonita me han respondido: - "bueno, qué más da".
Otra cosa curiosa que poca gente sabe son las burradas que se ponen en los cuadernos ATA. Me explico: son unos documentos rellenados por los fabricantes exportadores y visados por las cámaras de comercio que sirven para pasar fronteras con muestrarios de joyería sin pagar aranceles. Se supone que el muestrario entra y sale del territorio aduanero sin alteración ninguna. Hay que relacionar el número de piezas, el peso, las características y el valor de la mercancía. Esto en la teoría. En la práctica he visto por ejemplo: -batea nº 12, cadenas de oro, cantidad 1500, peso total 50 gramos, valor 200 euros.
ResponderEliminarPues sí, 1500 cadenas = 50 gramos. Que digo yo que serían finitas, finitas, finitas...